Gracias al apoyo de los servicios de seguridad de OMRON, Campari ha revolucionado recientemente sus programas de seguridad globales. Empezando por la planta de la empresa en Novi Ligure (Italia), esta revisión de los sistemas ha permitido al fabricante líder de licores mejorar la gestión de la seguridad de la maquinaria y los procesos, así como avanzar en el campo de la gobernanza.
La continua expansión en el mercado internacional y los consiguientes retos tecnológicos han llevado al Grupo Campari, el sexto del sector mundial de licores, a replantearse por completo sus políticas de seguridad.
La empresa quería transformar radicalmente la salud y la seguridad en el lugar de trabajo, pasando de un enfoque puramente procedimental a otro más pragmático que situara a los propios operadores al frente del proceso y diera lugar a directrices que permitieran trabajar de forma segura y a la vez flexible.
Para llevar a cabo esta misión, Campari eligió a OMRON. La probada experiencia de la división de servicios de seguridad de OMRON a la hora de combinar tecnología con competencias en constante evolución, así como nuestra capacidad para garantizar el nivel de disponibilidad geográfica necesario para implementar los nuevos sistemas de manera uniforme en las 14 ubicaciones de la empresa en tres continentes, convirtió a OMRON en el socio perfecto.
Transformación de la cultura
El proyecto de transformación del Grupo Campari surgió del deseo de cambiar realmente la cultura dentro de la organización. «Queríamos un enfoque diferente de la seguridad, y eso incluía las actitudes hacia ella, así como involucrar a las personas desde las fases iniciales de desarrollo hasta las prácticas recomendadas, tanto para garantizar el menor impacto posible en el trabajo diario como para poder formarlas adecuadamente y facilitar la transmisión de la información correcta sobre seguridad. Hacer esto internamente de manera estructurada es algo muy distinto, y por eso trabajamos con OMRON para hacerlo de una forma que fuera nueva e innovadora, pero lo más estandarizada posible para que pudiera compartirse en el resto de plantas», explican los responsables de la planta de Novi Ligure, que fue elegida para poner a prueba el proyecto antes de implementarlo en todo el mundo.